De mi largo soñar
te traigo conmigo.
Por el lejano río
llevas mis horas.
Retazos de luz
al fondo asoman
y los devuelves azul
sobre el brillo del río,
dónde mato mis horas
y vuelvo a soñar
que te traigo conmigo.

De mi eterno caminar
te entrego mis pasos.
Por la sombra trazo
mis memorias crías.
Las hojas se llevan
cuando nadie mira
mis azores de tela
entre los pinos altos,
dónde rezo memorias
y vuelvo al camino
ofreciendo mis pasos.

De mi buen cantar
te regalo mi corazón,
por cuando la razón
busca nuestra falta.
Creo mis notas largas,
sin pensar en su llegar
y las canto al alba
de puntillas en mi balcón,
dónde vivo mis noches
y vuelvo a cantar
que es tuyo mi corazón.